DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS ACERCA DE LA FORMACIÓN en los Talleres De-formación Grupal (Grupo Operativo)
El Espacio DeFormación que fundamos se llama así porque queremos distanciarnos del modelo educacional verticalista imperante en nuestra cultura y que también contamina los procesos de formación grupales y los aprendizajes en general. Pensamos que la novedosa idea de Pichón sobre aprendizaje dista mucho de la institución vertical, donde las aulas se convierten en los espacios para transmitir ciertos conocimientos en base a una lista de contenidos prefijados por la autoridad. En tanto constatamos que el verticalismo imperante impone históricamente lo que debe aprenderse, se hace evidente el sometimiento a la voluntad de quien se impone como enseñante como medio para el aprendizaje. Consideramos que esto es robarle el deseo de aprender a los estudiantes por medio de una formalización del proceso educacional, rigidizando aquello que debiera ser libre para favorecer tanto la inventiva como la creatividad.
En este sentido creemos que la formación es una DeFormación porque se trata de revisar lo que a cada quien le compete en una serie de preguntas que insisten y que giran en torno a las interrogantes sobre nuestra vida social, esto es, las cuestiones que hacen a la participación, al lugar, a las angustias, etc., que cada quien porta sobre su relación en y con los grupos. Esto tiene que ver con disponer de un espacio para analizar las experiencias, en base a textos que se trabajan en la sesión grupal, que nos han marcado con esta ideología impositiva del aula, tanto como las dificultades que tengo para constituir y reorganizar mi mundo interno grupal, revisando mis afiliaciones y sus vicisitudes en los espacios grupales.
Es claro que Pichón fundo una Escuela, no sabemos si lo haría hoy. El momento de la pasión ha dejado lugar a la burocracia y a la rutina.
Por tanto ¿qué sentido tiene hacer una malla curricular?, como si eso fuese lo que hay que aprender, según el estilo tradicional. ¿No sería más pertinente de que el grupo pueda tomar decisiones sobre su propia (De)formación armando su propia malla? Aquella que le hace sentido porque toca preguntas que los participantes se hacen acerca del lugar que ocupan en los grupos. Esto no significa que la coordinación no pueda asesorar sobre la elección de ciertos materiales, teóricos, clínicos y sobre las aplicaciones del grupo operativo a distintas esferas. La formación de coordinadores es un tránsito, nunca una meta.
Si cada experiencia grupal es nueva, ¿qué sentido tiene establecer límites para el encuentro de experiencias? Si un grupo es una experiencia nueva, no está amarrada entonces a una temática como en las escuelas existentes. Sería mas que deseable alimentar la diferencia y armar los grupos con aquellos que se interesen en participar, ya que este no es un problema de generaciones. Por el contrario, todos están en condiciones de aportar para que el grupo pueda ir resolviendo su tarea; las diferencias de las interpretaciones al texto los potencia en el aprendizaje, mostraba Pichon.
Sabemos que esto puede sonar irracional a la luz de como hemos sido formados. Entonces tendremos que DeFormarnos para poder aprender, rescatando por tanto la creatividad en un espacio más libre. Que cada quien aproveche del grupo lo que pueda en función de sus limitaciones, no lo vamos a decidir nosotros.
¿Cómo funcionan nuestros talleres?
Abriremos talleres semestrales por temas para que se incorporen quienes no hayan tenido ninguna formación previa, así como aquellos que ya han pasado por alguna experiencia de grupo operativo. Nuestros talleres no responderán a la lógica jerarquerizada del 1, 2, 3, etc., sino que a temas de interés, lo que implica que cada grupo además podrá proponer temas para un próximo taller.
Cada taller está conformado por 5 a 12 integrantes que se reunirán una vez a la semana durante hora y media y por 16 sesiones, para debatir en torno a un artículo que se propone desde la coordinación en torno a una tarea central o para alguno que el propio grupo proponga.
El taller será coordinado por un especialista en coordinación operativa de grupo, acompañado de un observador, integrante del mismo grupo, pero que irá rotando de sesión en sesión. Se constituye así el Equipo Técnico, generando al mismo tiempo entre los integrantes el aprendizaje de observador de lo que ocurre en el grupo.